El Portero, aún siendo un jugador más del equipo, mantiene una especificidad que lo hace distinto en todos los ámbitos del entrenamiento. 

Sin embargo, cada vez más, su labor (sobre todo en los aspectos ofensivos) requiere de un acoplamiento al resto del equipo, de forma que en su aprendizaje se incluyan elementos que hasta ahora no eran propios de su trabajo:

  • Los aspectos de la toma de decisiones en el inicio del juego ofensivo.
  • Las órdenes y orientaciones que debe transmitir al equipo en las fases defensivas.
  • Su juego técnico con los pies para un inicio del estilo de juego asociativo.
  • Las acciones tácticas que han evolucionado con la mayor presión y velocidad del juego colectivo.
  • Las decisiones determinantes que debe tomar en cada Unidad de Competición (según el sistema de juego, el estilo de juego, etc.) para ajustar la sub-fase de inicio de cada fase ofensiva, en relación a las propuestas defensivas que realiza el contrario (tipos de repliegue, estructuras defensivas, formas de marcaje, etc.).

Todo ello implica una modificación en los protocolos del entrenamiento y la competición para esta demarcación tan específica.

De este modo planteamos en esta área tres aspectos que deben vincularse específicamente al juego colectivo y al resto de áreas del entrenamiento:

  • Los objetivos de su entrenamiento (desde los generales hasta la concreción de los operativos) que se deben plantear de forma específica y detallada en cada uno de los procesos, etapas y ciclos establecidos para la práctica del futbol:
    • Proceso de formación.
    • Proceso de Alto Rendimiento.
    • Proceso de Máximo Rendimiento.

Los niveles específicos del aprendizaje de las áreas de la técnica, la táctica, y las acciones colectivas del portero, se fundamentarán en los mismos principios del resto de jugadores de campo. Obviamente adecuando y estableciendo las características propias del portero en cada nivel.

Las formas didácticas deben establecerse de la misma forma que el jugador de “campo”, es decir para la mejora de los aspectos de habilidades/destrezas de la técnica y/o la táctica, tanto para el jugador como el portero utilizaremos metodologías básicamente analíticas y/o mixtas. Para aspectos vinculados a las situaciones de juego reales, utilizaremos las formas didácticas establecidas para el juego colectivo, y por tanto el portero formará parte de la actividad, igual y conjuntamente con el resto del equipo.

En el área de las Acciones Colectivas (aspectos de la toma de decisiones) y en las etapas formativas, consideramos la demarcación del portero como una línea de juego. Por lo tanto los conceptos y la aplicación de los Fundamentos Universales Básicos son aplicables al portero de la misma forma que a cualquier otro jugador.

Consideramos al portero como un jugador de la primera línea de ataque, y como último de la defensa. Obviamente, existen consideraciones específicas (técnicas y tácticas) propias de su demarcación.

El portero, en el desarrollo de las diferentes Formas Didácticas, tendrá siempre una participación directa en el juego (tanto en defensa como en ataque). Aun así existen diferentes apreciaciones que hacen que su participación en el juego sea diferente del resto de jugadores de campo:

  • En relación a los conceptos del Juego Colectivo:
    • Su zona de juego es el área de meta. Lo que conlleva que “salir de su zona”, implica invadir el área de penal, o incluso salir de ella.
    • En el contraataque/ataque rápido, ante una recuperación del balón en juego, el portero no manifestará la progresión con el balón, si no que lo jugará al compañero mejor situado.
    • Solo participará directamente en el juego con el balón en las sub-fases ofensivas de Inicio/Progresión, y en la 3ª i/o 4ª sub-fase defensiva.
  • En relación a los Fundamentos Universales:
    • En el “equilibrio en la Línea”, ya que es el único jugador que la ocupa, trabajará básicamente en el carril central.
    • En las sub-fases ofensivas de Progresión/Finalización su participación se limitará a realizar “Vigilancia Defensiva”.
  • En relación a las Formas Didácticas:
    • Utilizaremos al portero en defensa siguiendo los parámetros del Juego Real dentro de su demarcación, como cualquier otro jugador, supeditándolo siempre en su línea de juego.
    • En ataque incidiremos especialmente en las sub-fases de Inicio/Progresión, de forma que sea la referencia del inicio de la acción ofensiva para el equipo, sea cual sea el estilo y el sistema de juego que se utilice.
  • En relación al entrenamiento:
    • El alto nivel de estrés que se acumula durante el partido debido a la responsabilidad de sus acciones, a la soledad de su juego, y a la mínima, pero intensa participación que tiene durante el desarrollo del juego.
    • Las enormes pausas entre acción y acción, participando casi exclusivamente en los momentos más delicados.
    • La necesidad de conocer a la perfección las características del juego de su equipo y la del contrario (para poder anticiparse eficazmente en sus acciones):
      • El estilo, el sistema, los movimientos.
      • Tipos de marcaje, repliegue y aspectos defensivos.
      • Las características de los compañeros defensores...
      • Las formas de juego del equipo contrario.
      • Las características de los jugadores contrarios (sobre todo de los atacantes).
      • Las propias características del portero.
    • La “longevidad” de su vida deportiva en el ámbito del fútbol de máximo rendimiento (en comparación a los jugadores de campo).
    • La posibilidad, aun siendo profesional en activo, de pasar largos periodos como suplente (sin jugar), a pesar de lo cual debe mantener un nivel óptimo para cuando sea necesaria su participación.
    • La realización de un elevado tiempo del entrenamiento “solo” (sin los “estímulos” propios del trabajo realizado en grupo).
    • En la actividad del entrenamiento debemos procurar:
      • Que el fracaso en las acciones realizadas no sea un resultado habitual (no consiga el objetivo).
      • Que las acciones con resultado positivo no sea constante.
    • Entendemos que la percepción de éxito o fracaso por parte del portero no viene marcada por haber logrado “tocar” el balón, sino por el hecho de que éste no haya entrado a gol, por lo cual las acciones deben ser siempre realizadas:
      • Sobre una portería reglamentaria.
      • Con gran precisión.
  • En relación a los aspectos emocionales y evolutivos:
    • Manifestación de los aspectos psicológicos (valentía, liderazgo, decisión).
    • Seguridad.
    • Precisión.
    • Anticipación.
    • Firmeza.
    • Organización y mando defensivo.

Recordemos finalmente, que el portero tiene que realizar en el campo las labores de “segundo entrenador”, y en consecuencia tiene que conocer en profundidad todos los aspectos que el equipo debe desarrollar en relación al Juego Colectivo (tanto en ataque como en defensa), para orientar, corregir y ayudar a sus compañeros sobre todo a los componentes de la LD.

EL PORTERO COMO UN ELEMENTO MÁS DENTRO DEL JUEGO COLECTIVO.

Dentro de lo que es el juego de fútbol, existe un elemento clave del juego colectivo y que, desde los inicios de nuestro deporte, ha sido tradicionalmente obviado. Sin duda estamos hablando del portero.

Existen numerosos estudios y autores sobre el fútbol y el jugador de campo, pero existe a la vez un gran vacío cognitivo en relación al juego del portero. Ciertamente, el entrenamiento del portero de fútbol desde su demarcación, o lo que comúnmente llamamos “entrenamiento específico”, no tiene más de 20 años de vida; no existiendo hasta entonces entrenadores especialistas de porteros como tal.

Desde la aparición del entrenamiento especializado, observamos que presenta tradicionalmente las siguientes características:

  • El entrenamiento está siempre orientado a la mejora en la destreza técnica del portero, en la mejora de los aspectos físicos; o en el mejor de los casos, en la interrelación físico-técnica, a través de circuitos específicos.
  • Aun teniendo como objetivo casi exclusivo la mejora técnica, ésta suele trabajarse de forma incompleta, pues tan solo se acostumbra a tener en cuenta el mecanismo ejecutor de la propia acción, y se suprimen los mecanismos perceptivo-decisionales previos a esta ejecución. Esto suele darse no por desidia ni por concepto, sino fundamentalmente por el abuso de una única metodología analítica y totalmente mecanicista.
  • El entrenamiento de porteros puede acabar convirtiéndose en un “circo”, donde el portero realiza múltiples acciones motrices y coordinativas, con una elevada carga física, pero que poca o escasa relación guarda con el juego de fútbol. Así pues, el portero puede convertirse en un sujeto con un gran desarrollo físico, pero que en la competición no interactúa con suequipo de forma inteligente y acorde al juego colectivo establecido.

De aquí la importancia de entender que en la formación y entrenamiento del portero, tan importante va a ser utilizar una metodología acorde a los requerimientos del juego de fútbol, como el incluir su entrenamiento dentro de la dinámica propia del equipo, o lo que algunos autores denominan “entrenamiento en formato compartido”.

  • Frecuentemente el entrenamiento de porteros suele presentar situaciones estandarizadas y con escasa variabilidad situacional (Sambade y Vales, 2001). Esto conlleva formar con escasa capacidad de adaptación al medio. En un deporte como el nuestro, donde existe una gran complejidad e infinidad de situaciones de juego posibles, la capacidad de adaptación del portero así como la capacidad para identificar situaciones de juego y conocer las respuestas óptimas, serán aspectos esenciales para el buen rendimiento en la competición.

Por todo ello es conveniente empezar a entender al portero como una figura más dentro del colectivo y, por lo tanto, que juega al mismo deporte que el resto de sus compañeros. Así que, los parámetros estructurales e internos serán los mismos, aunque no debemos olvidar las particularidades del reglamento en cuanto a su demarcación.

El portero debe sentirse uno más dentro del equipo, tanto emocionalmente, como colectivamente en el desarrollo del juego. Aún cuando pueda pasar muchos momentos del partido sin participar directamente del balón, debe jugar colectivamente, y constantemente desarrollar diferentes funciones en el campo para ayudar a mantener el equilibrio del equipo, tanto en las fases ofensivas como defensiva y en las correspondientes transiciones; además, intentandocondicionar cuando pueda, el juego del rival mediante su colocación, su anticipación y la dirección de su equipo.

ANÁLISIS DE LAS DEMANDAS DEL JUEGO SOBRE EL PORTERO.

De todos es bien conocido que, haciendo un análisis estructural del juego del fútbol, éste, nos presenta parámetros a tener en cuenta como son: la meta, el balón, el espacio, el tiempo, la colaboración de mis compañeros y la oposición de mis rivales.

Todos ellos definen la lógica interna de nuestro deporte, sin olvidarnos obviamente del reglamento, especialmente para el portero debido a las particularidades específicas de esta demarcación (Martín Acero y Lago, 2005).

A nivel reglamentario sabemos que el portero (Sambade, 2006):

  • Puede utilizar sus manos en la relación o manejo del balón, siempre dentro del área de penalti.
  • Debe ir siempre vestido de forma diferente.
  • Dentro del área de meta, no puede recibir del adversario cargas de alta Intensidad en situaciones de 1:1. 

Estas particularidades conllevan desarrollar en su juego, patrones técnicos y tácticos propios y específicos de su demarcación. De aquí nace el entrenamiento “específico” para intentar dar respuesta a dichas necesidades técnico-tácticas diferentes al resto de posiciones. 

Concluimos, por lo tanto, que el portero dispone de elementos técnicos comunes al jugador (en su fase ofensiva) y elementos técnicos propios y/o específicos (en las fases ofensiva y defensiva).

Aún así, no debemos olvidar que cada demarcación dentro de un sistema de juego es una especialidad. Por lo tanto, el entrenamiento individualizado, debe atender las necesidades del juego (técnicas, tácticas, condicionales, psicológicas o colectivas) para cada demarcación.

Nadie negará que la posición del portero conlleve una enorme responsabilidad. Seguramente podríamos incluso afirmar que es la demarcación con más responsabilidad. Ya que sus acciones y de la manera cómo las interactúa, van a ser determinantes en el resultado final.

Obviamente, si el portero falla es muy probable que el rival consiga gol. Este aspecto sin duda, otorga a la demarcación de la máxima presión y responsabilidad. El portero debe actuar en el juego sabiendo del riesgo de sus acciones, especialmente si estas son incorrectas. Este aspecto comporta lógicamente, que el portero debe tener unos rasgos psicológicos muy determinados para poder desarrollarse en el juego al 100% de sus habilidades.

Por otro lado, y siguiendo el exhaustivo análisis de Sambade, J. (2006) sobre la actividad del portero en competición, el estilo de juego del portero y su carga de trabajo, estarán influenciados por aspectos como:

  • A: El estilo de juego de su equipo: comportará que el portero se desarrolle de forma diferente. Cuando nuestro equipo se muestra con iniciativa en el juego, el portero deberá estar en actitud de alerta, deberá abarcar mayor radio de acción, el número de sus intervenciones será menor (aunque no por ello más fáciles) y tendrá mucha importancia como se desarrolle colectivamente.

Por el contrario, si nuestro equipo juega a la expectativa, el portero deberá evitar más ocasiones de finalización del rival, abarcará un menor radio de acción y tendrá una mayor frecuencia de acción.

Todo ello conllevará un estilo de juego mucho más reactivo y donde las respuestas técnico-tácticas estarán más presentes. 

  • B: La eficacia defensiva de su equipo, a la vez que el potencial ofensivo del rival.
  • C: El tiempo/resultado del partido: el portero como un elemento más dentro del colectivo, y como primera línea de ataque del equipo, deberá interpretar muy bien cuando interesa acelerar el ritmo de juego o, por el contrario, cuando debe desacelerarlo.
  • D: Las evoluciones reglamentarias, siempre dificultando el desarrollo del portero en el juego, limitando el uso de las manos en su relación con el balón y, por lo tanto, demandando una mejora técnica al tener que dominar también el juego con los pies. 

Existen numerosos estudios, de naturaleza cuantitativa, sobre la actividad del portero en competición, que también deberemos tener en cuenta posteriormente para conocer las demandas del juego sobre esta demarcación y, a posteriori, definir y planificar con coherencia el entrenamiento.

Sin entrar en detalles, dichos estudios revelan como desde la dimensión o estructura técnica del portero, sobre el 70% de las acciones que realiza en competición son en fase ofensiva (de inicio o de continuidad en el juego) y el 30% son acciones defensivas (de recuperación o no).

Obviamente deberemos tener siempre en cuenta, que cualquier comportamiento o acción técnica de relación con el balón, vendrá determinada a posteriori de comportamientos previos colectivos y tácticos.

*Contenidos extraídos del volumen 2.2 “Las áreas de especialización”. Por Alfredo Rodríguez Ríos.